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Antes de adentrarme al tema del museo de la gran Lola Beltran, quisiera contarles anécdotas que vivimos como familia al lado de María Lucila Beltran Ruiz, y algunas más de las que nos contaba cuando venía a su Rosario querido, así lo mencionaba en muchos de sus conciertos y en algunas de tantas entrevistas que le hicieron.

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El primer recuerdo que tengo de la tía Lola

Apenas iba a cumplir mis 4 años, recuerdo más cosas de cuando niño que ahora de adulto. Estábamos en el patio de mi abuela Carmela, era un patio que estaba en el centro de la casona y tenía muchas plantas y lo más emocionante, una regadera pegada al jardín, la tía justo debajo de la regadera con una bata azul sentada en un banco, le encantaba rodearse de los sobrinos Verónica, Aurora, Gustavo, Juan Guillermo, en sus brazos mi hermano Roberto porque tenía meses de nacido, sentada junto a ella mi abuelita y yo, durábamos horas bañándonos en la regadera del patio.

Museo Lola Beltrán

Llenaba las bandejas con agua y nos mojaba a todos, eran muy bonitos momentos porque a pesar de que la veíamos mucho en la tele y la admirábamos como artista, nos gustaba mucho esa parte de ella, disfrutar a la tía Lola.

Eran las cinco de la mañana, José Quintín se quedaba en mi recamara ya que contaba con dos camas, cuando se escuchaba que tocaban la puerta muy suave y cada vez se escuchaba más fuerte hasta despertarnos, él me decía que me asomara pero me daba miedo porque aún estaba muy oscuro, pero alguien lo tenía que hacer y me tocó a mí, al preguntar quién era se quedaba todo en silencio hasta que me anime a abrir muy lentamente la puerta, el gran susto de mi vida cuando éntre la oscuridad se alcanza a ver a una señora con una sábana blanca desde la cabeza pero descubierta del rostro con pintura roja en la cara y en la boca simulando sangre, pego el grito y corro hacia la cama y la tía suelta la risa de un seguido grito ¡despiértense todos!, ¡vámonos para la playa!

La Playa del Caimanero

Cuando estaba en Rosario siempre se levantaba muy temprano, quería disfrutar cada momento. Ya estando en la playa del caimanero llegábamos siempre con Victoria, una enramada que estaba justo al llegar, tenía unas hamacas y ahí se acostaba un rato mientras nos preparaban unos ricos pescados zarandeados.

Museo Lola Beltrán

Por cierto, los mejores pescados zarandeados y de mejor precio los encuentras solo en las Playas del Caimanero del Rosario

Cuando terminábamos de comer nos poníamos a jugar béisbol con todos los primos y la tía Lola nos miraba desde la hamaca, pero nos sorprendió cuando dijo yo juego, agarra el bate (era un palo que habíamos recogido ahí mismo) se pone a batear y la pelota se la aventábamos como coloquialmente le decimos por estos rumbos, de culito de gallina y pegaba unos batazos y corría las bases nunca le hicimos out.

Después caminábamos por toda la orilla del mar haciendo figuras con los palos que las olas arrojaban, ella se quedaba en la orilla hasta ver meter el sol porque decía que justo en ese momento alzaba los brazos para llenarse de energía. En cuanto caía el sol se metía los dedos índices a la boca y pegaba un chiflido, pero fuerte, para que volviéramos y regresarnos a Rosario.

Llegando de la playa nos alistábamos para dar una vuelta por todo el pueblo, éramos varios, pero a ella le gustaba que fuéramos todos juntos en el mismo carro, íbamos apretados, y ella iba adelante recordando a cada familia que vivía en esas casas, yo creo lo hacía para nunca olvidarse de su gente del Rosario que tanto amó.

Anécdotas como estas les puedo contar muchas, pero no acabaría, así es que volvemos al tema del museo.

Museo Lola Beltran

La casa donde se encuentran algunas de las pertenencias de Lola Beltran fue construida entre los años 1815-1820 por Ignacio Fletes, en esa casa vivieron los bisabuelos del primer basquetbolista mexicano en entrar en la NBA, el Rosarense Horacio Llamas Grey.

Museo Lola Beltrán

Fue comprada en el año de 1998 por gestiones de su hija María Elena estando de gobernador Renato Vega Alvarado y culminando el proyecto el gobernador Juan S. Millán en el año 2000 inaugurándose como museo en ese año.

En el podrás encontrar desde vestuario que ella utilizo en diferentes conciertos, material de maquillaje, fotografías y bibliografía de su vida. Un lugar que sin duda alguna vas a disfrutar y sentirás una armonía al adentrarte al patio de la casona, con unos jardines hermosos y una vista hacia las ruinas del antiguo templo donde ahí fueron bautizados Pedro Infante y Lola Beltran.

Lic. Mario Alberto Tirado Rodríguez

Reseña: Lic. Mario Alberto Tirado Rodríguez

Director de Turismo de El Rosario

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2 Comentarios

  1. Que bellos recuerdos de todo me acuerdo la gran tía Lola Beltrán muy buena persona se le quiso mucho y se le sigue queriendo

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