Es el Cerro de la Memoria. Guardián de los siglos que han transcurrido. Nadie puede pasar sin verlo y nadie puede llegar a Los Mochis sin hacerlo referencia del entorno.Ahí está. Vigilante y orgulloso de la ciudad que ha crecido a sus plantas.Oteando los verdes campos del Valle del Fuerte.
A su lado ha transcurrido el pasado de pitahayas y montes para dar paso al presente de granos y prosperidad. Testigo del tránsito del Cahita al español. Del caminar indígena hasta la fusión con la nueva cultura de los blancos.
“Memorial Hill”, como le bautizaron los primeros colonos norteamericanos, porque ahí en su faldas sepultaron a sus primeros muertos.
Mas, hoy el viejo Cerro de la Memoria rejuvenece cada noche luciendo multicolor cientos de luces de las antenas de la comunicación que le coronan cual Rey Feo de aquellos carnavales que fueron deleite de pasadas generaciones.
Por ahora, desde su cumbre, la Virgen del Valle aún desde su ternura de piedra, bendice a los que llegan y a los viajeros que pasan allá abajo para que lleguen con bien a sus destinos.
Aquí está y aquí permanecerá y seguirá siendo memoria de seres y hechos que habrán de escribir nuevas y extraordinarias historias de esta maravillosa región.
La Pérgola en el Cerro de la Memoria en Los Mochis
Colgada de la falda del Cerro de la Memoria en Los Mochis, como una muchacha traviesa, La Pérgola se asoma a la ciudad que ahora llega hasta sus propias plantas. No era así cuando en el año de 1960 sobre las pilas del agua potable fue construida para darle forma al paseo obligatorio de las familias de aquel entonces que acudían a las arboledas que ahí crecen. Tuvo su época de esplendor en aquel entonces.
Las mejores orquestas y las bandas con su “música de viento” lanzaban desde ahí sus mejores notas y los muchachos y muchachas de ese tiempo se daban gusto bailando hasta las madrugadas.
La leyenda de La Pérgola
Es en uno de esos eventos, en un animado baile de una noche decembrina que surge la leyenda. Que brotó de aquel lugar y desde entonces ha andado en boca de propios y extraños, dándole a La Pérgola en el Cerro de la Memoria en Los Mochis ese aire de misterio que todavía “pone la piel chinita” a quienes escuchan de ello.
Un joven de fuera acudió a ese baile con unos amigos locales. Avanzada la noche estrellada y fría , este joven vio sentada y solitaria a una hermosa jovencita vestida de blanco. Ni tardo ni perezoso, se acercó a ella invitándole a bailar a lo que esta con una mirada profunda de sus hermosos ojos y una sonrisa casi inexpresiva accedió . Inmediatamente el visitante quedó prendado de aquella joven dueña de tan misteriosa belleza.
Sus negros cabellos haciendo juego con sus ojos de esa extraña profundidad oscura revoloteaban con el cierzo invernal dándole todavía un aire de mayor intriga.
Solo una cosa no combinaba con aquel monumento femenino: el frío de sus manos y sus mejillas que se rozaban en el abrazo del baile. En un momento ella preguntó la hora y él respondió : -“Las 12”… -“Me tengo que ir! ” dijo ella dejando escapar un temblor extraño en el tono de su voz.
El creyendo que la esperaba algún familiar, “quizá su papá para recogerla”
-“Te acompañaré” se ofreció él en tono galante. Ella le respondió : -“solo hasta el pié de la escalinata : No puedes ir más allá “. El creyendo que la esperaba algún familiar –“quizá su papá para recogerla”, como era usual en esa época- comenzó a bajar las escalinatas. Al ver que seguía temblando en un acto de mayor galantería se quitó el saco y se lo puso, diciéndole se lo llevara y él lo recogería al día siguiente, con el doble propósito de volver a verla, preguntándole y obteniendo su dirección.
Se despidieron, y él observó una mayor profundidad de sus hermosos ojos que esta vez reflejaban una profunda y lejana tristeza.
Al siguiente día a temprana hora se presentó al domicilio indicado, donde fue recibido por una señora afable pero de rostro triste.
Al indicarle que iba en búsqueda de una joven a la que mencionó por el nombre que de sus labios había escuchado la noche anterior en el Cerro de la Memoria en Los Mochis, describiéndola con un hermoso vestido blanco, la mujer sobresaltándose le respondió preguntándole si era una broma de mal gusto pues esa joven era su hija , pero esta había fallecido tres años atrás.
Ante la insistencia del joven, primero le pasó a la sala de la casa para ir en busca del vestido que guardaba en triste recuerdo y una fotografía de ella .
Para él el impacto fue brutal pues era ese rostro y el mismo vestido que había rozado con sus manos la fría noche anterior.
Ante el estupor y la incredulidad que siguió mostrando ,la madre aceptó acompañarle en el automóvil de él al panteón municipal.
Al llegar a la tumba donde estaba una cruz con el nombre de ella…
Al llegar finalmente a la tumba donde estaba una cruz con el nombre de ella, el estupor fue todavía más grande, esta vez para ambos, pues ahí sobre la lápida….!estaba el saco del joven ,como cubriendo del frío a quien estaba ahí sepultada!
….Cuentan que durante muchos años estuvo regresando el joven fuereño a La Pérgola de Los Mochis.
Hasta que una vez ya no regresó jamás.
Sin embargo una fría noche del siguiente diciembre , fue vista a lo lejos la figura de una mujer de largo cabello y vestida de blanco bajando la escalinata de La Pérgola.
Venía con el rostro inclinado, como si caminara triste por haber ido ahí y no encontrar a quien buscaba.
Todavía en las noches frías de diciembre, hay quienes afirman que vuelve a verse la misteriosa y hermosa mujer de largo cabello y vestida de blanco vagando por las escalinatas de La Pérgola de Los Mochis.
…..Total…Porqué no? ..si el Camposanto está tan solo al pasar la avenida…a unos cuantos metros.
Texto: Melchor Angulo
Escritor y Periodista
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Como se hizo este Tour Virtual
La experiencia de hacer la fotografía esférica del Cerro de la Memoria en Los Mochis es extraordinaria.
Es un ícono de la ciudad del que se han generado muchas historias, leyendas y anécdotas.
En verdad que la belleza y modernidad de Los Mochis , así como la calidez de sus habitantes invitan a regresar muchas veces a visitarla.
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